Cada año iniciamos el festival el domingo previo con una ceremonia maya a la cual convocamos únicamente a los facilitadores y facilitadoras de los talleres y a nuestros colaboradores y colaboradoras cercanas. Este año la ceremonia la realizamos en el cerro Pop Vil, ubicado en el municipio de Concepción Chiquirichapa, a pocos kilómetros de la ciudad de Quetzaltenango. La conducción de la cremonia estuvo a cargo de nuestros queridos amigos Don Carlos Escalante y Doña María Cecilia Escobar, él de origen kiché, ella de origen mam.
Cada elemento cobra gran importancia en estos eventos. Para comenzar, hay que hablar del viaje mismo, que supone el ponernos de acuerdo entre todos para la salida en los autobuses llevando todos los materiales que van a ser utilizados en la ceremonia. Luego está el viaje, una parte en autobús y otra a pie, que se convierte en un moemnto muy especial en el que vamos compartiendo momentos de alegría, apoyo y camaradería. Y sin duda, un elemento siempre especial es el lugar de las ceremonias, y el cerro Pop Vil, tiene su encanto muy especial ya que la cima está cubierta por enormes y añosos cipreces que como señores del tiempo agregan su personalidad y su aroma a nuestros movimientos, palabras y trabajos.
La colocación de la ofrenda ocupa un lugar muy especial que siempre despierta la curiosidad de quienes asisten a estos eventos por primera ocasión, e incluso en quienes ya los hemos conocido anteriormente. Poco a poco, a partir de una cruz trazada con azúcar, en este caso, se van colocando todos los elementos: inciensos y resinas de distintas fuentes y presentaciones, chocolate, flores, velas de diversos colores, entre otras cosas, hasta formar una especie de corona rica en colores y aromas que el fuego irá consumiendo paulatinamente.
El domingo primero de agosto de 2010 fue un día Kej, venado, cuyas patas son los pilares del mundo. Doña Cecilia y Don Carlos fueron explicando cada uno de los 20 nahuales de los días en el calendario maya y a cada uno de ellos se fue ofrendando velas e incienso contando hasta trece, haciendo así el recorrido total de los 260 días y energías que componen un año en el calendario maya. En algunos momentos el fuego menguaba y en otros crecía notablemente y fue al llegar al nahual No'j que creció con una intensidad inusual girando como un caracol, como espiral o serpiente que se enrosca sobre sí misma con gran fuerza. Un momento verdaderamente hermoso.
En esta ocasión nuestro querido Apolonio Mondragón, además de regalarnos la alegría de su presencia y de su arte, trajo consigo a su compañera, Carola, y ella en su vientre una pequeña criaturita que desde ahí nos estuvo acompañando como promesa y garantía de que nuestros sueños seguirán más alla de lo que puedan recorrer nuestros pobres pasos.
A medio día bajamos a comer juntos al Centro Católico de Capacitación y por la noche tuvimos una reunión de preparación con los y las facilitadoras. Iniciamos con una serie de juegos que nos llevaron a pensar y comentar sobre la libertad, que fue el tema central del festival. Luego tratamos aspectos organizativos y cenamos alegremente, listos para comenzar las labores de talleres y actividades culturales al día siguiente...
Las fotos que aparecen al pie de esta página son parte de estos momentos.
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